Esquizofrenia y violencia
El caso de Vicente Hernández, Mister España Pacific World 2017, que presuntamente acabó hace unos días con la vida de su padre en la calle Gaztambide de Madrid ha vuelto a poner el foco sobre las psicopatologías.
Pensar que el enfermo mental puede tener conductas violentas, incrementa el estigma, la marginación y la falta de integración social y laboral de la persona. Si bien es cierto que algunos asesinos en la historia han mostrado signos de padecer enfermedades mentales, no está demostrado que fuesen estas el detonante de sus actividades criminales. Muchas veces la necesidad de cometer un acto de violencia ha sido detonada por narcisismo y afán de protagonismo.
Vicente Hernández fue Mister España 2017 y asesinó a su padre por un presunto brote psicótico.
Padecer esquizofrenia no es sinónimo de violencia menos de asesino o crimen. Otros factores completamente a parte del diagnóstico de la enfermedad mental pueden afectar al comportamiento de personas independientemente de que esta haya sido diagnosticada con algún trastorno mental.
¿Qué factores afectan al comportamiento?
La droga y el alcohol son consumos asociados que afectan directamente al comportamiento. Es bien sabido que las drogas psicoactivas desencadenan comportamientos en personas que, a priori, no cometerían los actos que han cometido durante la intoxicación. Esto quiere decir que muchos hábitos insalubres también pueden suponer una predilección a la violencia.
Otros factores propensos a intervenir en los pacientes suelen ser corrientes, ciertos problemas sociales, como el desempleo de larga duración; la pobreza, la falta del hogar; desarraigo familiar y, últimamente, el confinamiento, que ha afectado de manera muy agresiva.
El uso de drogas y alcohol pueden desencadenar síntomas de esquizofrenia.
Se han calculado en algunos estudios que hasta el 40% de la población sufre esquizofrenia a causa de abusar del alcohol. Sin embargo, el 10% de la población tiene problemas porque crean dependencia hacia la cocaína (por ejemplo). Si la persona que consume esta sustancia se queda sin ella, tiende a degenerar y puede desencadenar un comportamiento violento.
La ciencia desmiente el estigma de la esquizofrenia
En un estudio realizado en 2009 por el psiquiatra Dr. E. Elbogen de la Universidad de Carolina del Norte, sobre una población de 35.000 personas, se detectó que el mayor riesgo de violencia se producía en la población no afectada por la enfermedad mental y que, dentro de los enfermos mentales, los factores que más incrementaban el riesgo eran el consumo de tóxicos y los antecedentes de conductas violentas previas a la aparición de la enfermedad.
En España, tan sólo un 3-5% de los asesinatos están causados por enfermos mentales graves a los que se considera como pacientes de esquizofrenia paranoide. Estos realizan en las reactivaciones psicóticas agresiones defensivas al sentirse perseguidos y atacados. Por otro lado, la paranoia propicia que el afectado se centre en una sola persona, en general que ocupa el núcleo de su delirio y al que responsabiliza de su desgracia.
El trastorno bipolar no implica instintos homicidas.
Otros padecimientos como el trastorno bipolar en fase maníaca significan que la agresividad no suele ser homicida y, si lo es, no suele ser deseada. Aquellos afectados por intoxicación por drogas y demencia que sufran de trastornos de personalidad antisocial y agresividad no suelen perseguir el homicidio, tan sólo la descarga impulsiva e incontrolada de la ira. La cifra es 5 veces inferior a la de la población general por lo que muchos autores afirman que la enfermedad mental no incrementa, si no que reduce la violencia.
Desestigmatizar la esquizofrenia
A lo largo de los años muchos profesionales han intentado desestigmatizar la esquizofrenia para hacer ver al mundo que los pacientes de esta enfermedad no son como los pintan las películas y el mundo del entretenimiento. Se trata de una enfermedad con un tratamiento que merece ser enfocada con toda la seriedad y profesionalidad con la que se pueda.
El documental Di-Capacitados de 2014 contaba la historia de 14 pacientes mentales que narraban su día a día conviviendo con la enfermedad para mostrar que eran personas perfectamente normales que no representaban ningún peligro para quienes los rodeaban. El documental muestra a 14 seres humanos que se presentaron voluntarios con buenas intenciones para animar a las personas a informarse un poco más sobre los trastornos mentales y lo que significan realmente. La integración es posible y no tiene nada de extraordinario.
Las series y películas han contribuido a la estigmatización de las enfermedades mentales.
Por otro lado, también se ha escrito un libro llamado “Relatos de la Vida”, en el que otras 36 personas con esquizofrenia decidieron contar su experiencia, nuevamente con el objetivo de desestigmatizar su enfermedad y poder arrojar un poco más de luz sobre lo que significa ser esquizofrénico. Durante la obra todos los pacientes explicaron como funcionan sus vidas y como ha sido el proceso de integración en la sociedad.